sábado, 14 de junio de 2008

preguntas generadoras 4-5

nucleo problemico 4-5
.¿Cómo se aplican los principios de la hermenéutica en los discursos narrativos y poéticos para su interpretación?
La imaginación es el medio por el cual el conocimiento humano interpreta los dominantes del ser. sobre esta se ubican consiente o inconscientemente todas las obras, las actitudes y las opiniones humanasSegún esto la hermenéutica ya no se podrá limitarse a la observación y se centra en la problemática de entre la adecuación en el sistema del conocimiento (lenguaje) y la realidad, que conduce a un escepticismo agnóstico, lo real es visto por el autor como algo relativo al hombre y al conocimiento (interpretación) puesto que “la contemplación del mundo es ya transformación del objeto” quedando lo “en – si” como algo secundario y derivado, como una abstracción.
Los teóricos de la hermenéutica del siglo XIX, como Friedrich Schleiermacher y Wilhelm Dilthey, entendían la comprensión como un proceso de reconstrucción psicológica, es decir, de reconstrucción, por parte del lector, de la intención original del autor,
es ello que la hermenéutica se encarga de explicar y traducir los significados de cada no de los textos de forma sencilla y especifica descubriendo el verdadero significado simbolico.

analisis de pelicula

ROSARIO TIJERAS
ANALISIS



Rosario Tijeras
Reparto : Manolo Cardona, Unax Ugalde, Rodrigo Oviedo, Flora Martínez, Alonso Arias
Director : Emilio Maillé
Duración :
1:46:00
Estreno
viernes 26 mayo 2006
Género :Intriga

Medellín, una ciudad abatida por el narcoterrorismo en los años 80, es el escenario de la vida de Rosario Tijeras, llena de pasión y violencia. Movida por el odio contra todos quienes la han traicionado, e incapaz de mostrar sus sentimientos, Rosario Tijeras hará de la venganza su forma de vida.


El director de la película Utiliza un lenguaje sencillo, claro y especifico para representar la realidad que viven muchos jóvenes, buscando una solución facilista a todos sus problemas e inconvenientes, pues no poseen el valor suficiente para enfrentarlos y superarlos.
El lenguaje es manejado de forma objetiva explicando cada una de las causas y consecuencias que posee la drogadicción y la prostitucion en los jóvenes que recurren a estos vicios. Como lo plantea Jung sobre las principales teorias que han estudiado lo simbolico
“existen diferentes expresiones de transformar el lenguaje directo e indirecto, de encontrar detrás de este lenguaje lleno de simbolico”
Rosario tijeras nos presenta en su película un grupo de personas de estrato económico bajo, que posee muchos inconvenientes.
El personaje principal simboliza a una mujer de un corazón fuerte que tuvo una niñez frustrada porque vivió en un hogar donde la violencia le arrebato la inocencia y alegría.
En los hogares humildes cuando la familia se desorganiza los hijos son las personas que mas sufren pues deben empezar a convivir con seres que desconocen por completo y que en ocasiones los maltratan física y sicológicamente pues abusan de sus sentimientos y pensamientos.
Por ello los conllevan a vivir a un mundo donde la única y mejor solución es recurrir a la prostitucion, drogadicción, narcotráfico etc. Pues esta es una de las formas de escapar de la realidad que los rodea.
Rosario tijeras utiliza la hermosura que posee su cuerpo para manipular y obtener lo que desea pues representa una mujer fría de alma dura que realiza cualquier tipo de barbarie para cumplir lo que se propone, pero el verdadero significado es de una mujer con sentimientos que busca una forma de escape y diversión para ocultar el daño que le ha causado el pasado y sin darse cuenta aun el futuro por que la prostitucion, drogadicción y todos estos alucinógenos hace que la persona se destruya poco a poco sin darse cuenta física y moralmente.
La droga se ha encargado de destruir la sensibilidad y los sentimientos de muchos jóvenes convirtiéndolos en unos asesinos a sueldos jóvenes que quitan la vida a las personas por dinero sin tener encuenta el daño que han realizado dejando a un hogar destrozado.

La película nos muestra las diferencias que existen entre los distintos grupos económicos (bajo, medio, alto) las familias de estrato alto nunca han aceptado, relacionarse con personas de estrato económico bajo, pues los califican como seres inferiores e incapaces de superarse y salir a delante. La discriminación que reciben los bajos grupos económico ha causado fracasos en las relaciones, sentimientos de muchos jóvenes pues no hay la suficiente confianza y valor de enfrentar y superar los inconvenientes que se presentaran por esto recurren a la solución mas facilita.
“Rosario se enamora de un hombre de estrato económico alto. Relación que no funciona por que la familia esta rodeada de una sociedad donde son mas importantes las relaciones sociales que el amor y los sentimientos de las personas motivo por el cual ella es criticada y humillada pues no posee la elegancia y la hipocresía que vive el mundo de las apariencias”

Por otra parte La película interpreta los verdaderos lazos de amistad que se desarrollan cuando se ofrece un cariño sincero sin pedir o esperar nada a cambio, una relación de personas que aprenden a valor y respetar los emociones de los demás, reconociendo que todos piensan, sienten y ven el mundo de forma distinta, dejando a un lado el engaño y falsedad que utilizan algunos seres aparentando una amistad solo por un beneficio.

Rosario tijeras película que simboliza la realidad que viven las personas que no poseen la capacidad y el valor de enfrentar los problemas recurriendo a las soluciones mas facilitas los vicios terminando de forma exagerada con su vida y la vida de las personas de su alrededor.



lunes, 26 de mayo de 2008

analisis arrancame la vida






ARRANCAME LA VIDA

ANALISIS










Ángeles Mastretta nació en la ciudad de Puebla el 9 de octubre de 1949. En Puebla Mastretta realizó todos sus estudios pre-universitarios hasta que en 1971 se mudó a la Ciudad de México, después del fallecimiento de su padre Carlos Mastretta, quien tuvo una fuerte influencia en la escritora.
En el Distrito Federal, Ángeles Mastretta estudió periodismo en la facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM de donde recibió su título en Comunicaciones y posteriormente colaboró ocasionalmente en periódicos y revistas como Excélsior, Unomásuno, La Jornada y Proceso. El periódico vespertino Ovaciones, donde tenía una columna llamada "Del absurdo Cotidiano", fue uno de los diarios donde inició su carrera periodística. De Ovaciones, ella misma señala en NEXOS, en 1987, que "escribía de todo: de política, de mujeres, de niños, de lo que veía, de lo que sentía, de literatura, de cultura, de guerra y todos los días" (7).


El titulo del texto “arráncame la vida” simboliza la desesperación y el anhelo de sentir la felicidad y la libertad que le han arrebatado, al convertirse en una persona de grupo económico alto pues la vida que lleva no la hace sentir feliz ni satisfecha, ha convertido su vida en apariencias y falsedad.

Arráncame la vida un libro que utiliza el lenguaje para simbolizar de una forma coherente y significativa la realidad que envuelve al mundo y que en muchas ocasiones se esconden detrás de mascaras o fantasías como lo expone Marcia Eliade en las características del símbolo
“los símbolos son capaces de revelar una estructura del mundo que no se hace evidente por ninguna otra forma de representación. El mundo nos habla a través de los símbolos”

Las personas en ocasiones utilizan el lenguaje para esconder y ocultar el verdadero significado de sus actos, transformándolo de forma exagerada para lograr confundir con hechos y expresiones a los seres de su alrededor.
Este libro refleja la ingenuidad que muchas jovencitas poseen, pues no han tenido la educación, ni la comunicación necesaria para descubrir las dificultades y los aciertos de la vida, son seres que se encierran en si misma, dejando a un lado la civilización y superación, por este motivo se convierten en personas manipuladas y maltratadas por seres que se creen superiores, utilizándolos como un objeto para obtener todos sus propósitos.

“Andrés se levantaba con a luz, dando ordenes como si fuera yo su regimiento. No se que daba acostado ni un minuto después de abrir los ocho Luego luego brincaba y corria alrededor de la cama repitiendo un discurso sobre la importancia del ejercicio. Yo me que daba quiera tapándome los ojos y pensando en el mar o en bocas riéndose. A veces me quedaba tanto tiempo que Andrés volvía del baño en el que se enceraba con el periódico y gritoniaba; órale guevoncita ¿Qué haces ahí pensando como di pensaras ¿ te espero abajo, cuento a trescientos y me voy”
La manipulación y el maltrato en las jovencitas las conlleva a tener una adolescencia frustrada donde se sienten impotentes e inseguras cuando se presenta algún inconveniente o reto, como la maternidad ya que es una nueva época para la cual no se sienten preparadas y comienza el rechazos hacia los hijos pues en ocasiones son jovencitas que aun no han desarrollado todas las etapas de la niñez piaget

Arráncame la vida presenta de forma sencilla y clara la realidad que esconden los grupos políticos logrando obtener a cualquier precio el poder pues son personas que se dedican a aparentar lo que realmente no son, no se acostumbran ni se resignan a ser humildes
“Andrés estaba harto de pobreza y rutina. Quería ser rico, quería ser jefe, quería desfilar. No ir a mirar desfiles.”

Buscan la forma de obtener sus metas a cualquier precio sin detenerse a reflexionar sobre el daño y maltrato que causan a los seré que los rodean

En este libro se identifican como son las relaciones familiares entre grupos de poder pues ante las personas de su alrededor deben aparentar. Ser perfectos pues es el ejemplo de la transparencia ya que se convierten en 0personajes públicos. Deben esconder su verdadera personificación la cual es de seres que obtienen una familia solamente como objeto que necesitan para poseer el poder. Aprenden a manejarla y dominar a su gusto escogiéndoles aparentemente lo mejor para su futuro pero lo que realmente es importante es seguir sosteniendo el lugar que ha obtenido en la sociedad
“ Lilia se va a casar con Emilio Alatriste en unos meses. Díselo y arregla todo.
Sonreí y tome del brazo a Emilito . Fuimos hasta Lilia y el jardín”


El verdadero significado de la familia es de un grupo resignado, insatisfecho, infeliz, dominado triste y solo aunque este rodeado de muchas personas pues no hay integridad, comunicación ni amor familiar ya que estos son elementos que carecen de importancia pues lo esencial es “el que dirán “ por ello los integrantes de estas familia buscan la libertad y felicidad en personas que le ofrecen un poco de cariño las cuales se convierten en un consuelo o distracción para esconder el verdadero sentimiento de dolor y desesperación que acompaña su alma , motivo por el cual se acostumbran a mentir y solucionar sus problemas por medio de la
Manipulación.

La política siempre se ha sostenido por medio de mentiras. Las personas que la conforman están dispuestas a realizar cualquier tipo de acto para obtener lo que desean sin tener en cuenta los valores, ni los sentimientos de su alrededor por ello se acostumbran a pasar por encima de los demás y arreglar todo sus inconvenientes por medio del dinero, la muerte y la manipulación , pues se convierten en seres que por no perder lo que tienen se comportan de forma salvaje.

En este libro se refleja la poca valoración que posee el respeto y la sinceridad ya que todas las relaciones y sentimientos son de personas hipócritas para las cuales lo mas importante es el poder, el dinero y las apariencias.

viernes, 2 de mayo de 2008

mapa




analisis cuento

ANALISIS
SOLO VINE A HABLAR POR TELEFONO
GABRIEL GARCIA MARQUEZ


Solo vine a hablar por teléfono es un cuento en el cual simboliza los diferentes significados que puede llegar a tener el lenguaje, según lo presenta Jalan de Jacobi cuando nos explica que el arqueotipo esta cargado de interpretaciones

“el arquetipo reposa en lo inconsciente colectivo como una forma o elemento que puede ser potencialmente cargado de significación “

Lo único que deseaba la mujer era comunicarse con su esposo y avisarle que no podría llegar a cumplir con sus compromisos, pero entre la angustia y desesperación termino en un sitio no deseado donde por equivocación, y su insistencia de hablar por teléfono la confundieron con una demente. Circunstacia que nunca logro superar ni abandonar.

El cuento solo vine a hablar por teléfono de Gabriel García Márquez simboliza todos los significados que posee el lenguaje, pues allí nos presentan las consecuencias que vive una mujer por no saber manipular correctamente el lenguaje llevando el termino SOLO VINE A HABLAR POR TELEFONO a un símbolo de demencia e incoherencia finalizando en un sanatorio.

En el cuento se representa el símbolo de una persona fuerte, sin sentimientos, ni escrúpulos que se encarga de controlar y manipular a las personas que en algunas ocasiones desean superarse o que simplemente pierden el control de su actos, la guardiana posee un significado de miedo, pánico y terror para las personas de su alrededor pues con su dureza y amargura que la caracteriza comente injusticias y atropellos.

Los sanatorios son lugares que proyectan abusos contra la personalidad y moral de sus pacientes, estos son sometidos a maltratos e injusticias con alto grado de rechazo y desprecio hasta conllevarlos a sentirse seres sin autoestima.













analisis poema 1




ANALISIS
A LA UNA DE LA MAÑANA







El poema simboliza el deseo y la tranquilidad que siente un ser humano al abandonar las angustias y la monotonía que lo acompaña y atormenta durante sus actividades diarias.

La soledad que acompaña el amanecer es la tranquilidad que se ha anhelado después de un día lleno de angustias y preocupaciones, ya no es necesario pensar en los seres de el alrededor dedicando el tiempo a uno mismo.
En el calor de hogar se encuentra la felicidad y la serenidad que no se haya en la luz del día.

Recuerda las actividades que se realizan durante el día. El cual esta compuesto de angustias, intranquilidad, desesperación, monotonía, hipocresía, de las personas que envuelven su entorno, acciones realizadas satisfactoria e insatisfactoriamente, pero que de uno u otra manera hace sentir paz y tranquilidad según la intención con la que se ha realizado.

A la una de la mañana es un poema donde el autor refleja, expresa y manifiesta sus sentimientos de forma excesiva por medio de símbolos, recordando las injusticias y abusos que ha venido sufriendo durante la luz del DIA. Como lo presenta Merced Eliade en las características del símbolo
“Los símbolos son capaces de revelar una estructura del mundo que no se hace evidente por ninguna otra forma de representación. El mundo nos habla a través de los símbolos.

El día se ha convertido en una crueldad donde lo mas apetecido y anhelado es la tranquilidad y soledad que produce las tinieblas y el silencio de la noche donde el cuerpo encuentra la tranquilidad del alma produciendo el descanso y la autoestima que necesita para sentirse equivalente a los demás.




preguntas generadoras 3

PREGUNTAS GENERADORAS
NUCLEO PROBLEMICO 3
COMO SE TEJE LA RELACION HOMBRE-SIMBOLO-CULTURA Y SU RELACION EN LA LITERATURA?



1 Como se estructuran las dimensiones del ser humano?

Las dimensiones del ser humano se estructuras de la siguiente forma:

ser biológico: comparte la mayor parte de su naturaleza biológica con los animales nace, se alimenta, percibe el mundo físico por los sentidos sufre el dolor y goza el placer, expresa sus necesidades se reproduce etc.


ser auto-orientador: el hombre es el único ser en el universo que puede llegar a saber que “sabe”


ser afectivo y volitivo: el hombre necesita ligarse con los demás seres y con el mundo dentro del cual vive.


ser social: el hombre aislado no existe


ser cultural i histórico : el hombre es activo y trabaja para bien suyo y de su grupo














2 cuales son las diferencias entre hominizacion y humanización?



3. como se leen los imaginarios símbolos en la obra?

Los imaginaros símbolos en la obra se leen desde diferente punto de vista
Dostoyevsky : el símbolo de los evangelios se desplegaba en el tema de la novela; para el lector el tema de la novela se revelaba por la reminiscencia el evangelio.

Tolstoi: los rasgos de las palabras , la relación entre la expresión y el contenido es convencional.
Las palabras no nombran a las ideas y a las cosas sino que las sugieren, dando al mismo tiempo a entender la imposibilidad de elegir el nombre preciso para ellas.
La verdad se transparenta con opacidad a traves de las palabras.








GLOSARIO



Aprehensión: Acción y efecto de aprehender.
2. Psicol. Captación y aceptación subjetiva de un contenido de conciencia. 3. desus. comprensión. ~ simple. f. Psicol. La que capta las formas de las cosas sin hacer juicio de ellas o sin afirmar ni negar.

Consenso: Acuerdo producido por consentimiento entre todos los miembros de un grupo o entre varios grupos.

Etnología: Ciencia que estudia las causas y razones de las costumbres y tradiciones de los pueblos

Fisonomía : Aspecto particular del rostro de una persona. 2. Aspecto exterior de las cosas.

Incipiente: Que empieza

Interdisciplinariedad: Dicho de un estudio o de otra actividad: Que se realiza con la cooperación de varias disciplinas


Ontogénesis: Perteneciente o relativo a la ontogenia.

analisis poema 2










ANALISIS
APARICION













Aparición es un poema que refleja la elegancia y la transformación que se le manifiesta al lenguaje por medio de los símbolos como lo expone Freud

“la descripción del simbolismo no es mas que una utilización indirecta y figurada del lenguaje”
Pues allí se representan los sentimientos de dolor que produce la soledad y la lejanía del amor.

No hay felicidad, nada alrededor tiene importancia ni significado, la tristeza envuelve todo un ser, siendo el único consuelo el color fuerte de las flores flores pues este inspira tranquilidad y ternura por la fragilidad que poseen.

Recuerda momentos felices intensificando el dolor de la soledad que lo envuelve por no tener a su lado el ser amado dejando que este sentimiento se apodere de toda su alma, sin tener la mínima posibilidad de superarse o ganas de seguir luchando, ya que el desconsuelo, la angustia, la desesperación Por ese ser querido hace que la imagine en lugares que frecuenta sin obtener ningún consuelo para su alma.







sábado, 12 de abril de 2008

viernes, 4 de abril de 2008

GLOSARIO


Ardua: Con gran dificultad.

Acantilado: Dicho del fondo del mar: Que forma escalones o cantiles. 2. Dicho de una costa: Cortada verticalmente o a plomo. U. t. c. s. m. 3. m. Escarpa casi vertical en un terreno.

Antagonismos:

Anexionista: Doctrina que favorece y defiende la anexión de territorios.

Alegoría: Ficción en virtud de la cual algo representa o significa otra cosa diferente. La venda y las alas de Cupido son una alegoría. 2. Obra o composición literaria o artística de sentido alegórico. 3. Esc. y Pint. Representación simbólica de ideas abstractas por medio de figuras, grupos de estas o atributos. 4. Ret. Figura que consiste en hacer patentes en el discurso, por medio de varias metáforas consecutivas, un sentido recto y otro figurado, ambos completos, a fin de dar a entender una cosa expresando otra diferente.

Alucinado: Trastornado, ido, sin razón. 2. visionario. U. t. c. s.

Ambigüedad: Dicho especialmente del lenguaje: Que puede entenderse de varios modos o admitir distintas interpretaciones y dar, por consiguiente, motivo a dudas, incertidumbre o confusión. 2. Dicho de una persona: Que, con sus palabras o comportamiento, vela o no define claramente sus actitudes u opiniones. 3. Incierto, dudoso. □ V. nombre ~.

Bifurcación: Acción y efecto de bifurcarse. 2. Lugar donde un camino, río, etc., se divide en dos ramales o brazos.

Circunvolución: Vuelta o rodeo de alguna cosa. ~ cerebral. f. Cada uno de los relieves que se observan en la superficie exterior del cerebro, separados unos de otros por unos surcos llamados anfractuosidades.

Condensación :Acción y efecto de condensar.

Complejidad :Cualidad de complejo.

Circundante :Que circunda algo.

Circundar: (Del lat. circumdāre). tr. Cercar, rodear

cognoscibilidad. f. Fil. Posibilidad de ser conocido.

Convencional:

Directriz: Perteneciente o relativo al convenio o pacto. 2. Que resulta o se establece en virtud de precedentes o de costumbre. 3. Dicho de una persona, de una actitud, de una idea, etc.: Poco originales y acomodaticias. 4. Dicho de un acto, de una costumbre, de una indumentaria, etc.: Que se atienen a las normas mayoritariamente observadas. 5. m. Individuo de una convención. □ V. privilegio ~, retracto ~.

Divergentes: Dicho de dos o más líneas o superficies: Irse apartando sucesivamente unas de otras. 2. Discordar, discrepar.

Elucidación: (Del lat. elucidatĭo, -ōnis). f. Aclaración, explicación

Esquizoformas:
Gnosis: . Conocimiento absoluto e intuitivo, especialmente de la divinidad, que pretendían alcanzar los gnósticos. 2. gnosticismo.

Homogeneidad: . Conocimiento absoluto e intuitivo, especialmente de la divinidad, que pretendían alcanzar los gnósticos. 2. gnosticismo.

Heroclitos:

Inherente :Que por su naturaleza está de tal manera unido a algo, que no se puede separar de ello. Derechos inherentes a su cargo. 2. Gram. Se dice de la propiedad perteneciente a una unidad gramatical con independencia de las relaciones que esta pueda establecer en la oración; p. ej., pared tiene como propiedad inherente el género femenino, y pensar, la característica de construirse con sujeto animado.

Inervaban:

Inexorable: Que no se puede evitar. El inexorable paso del tiempo. 2. Que no se deja vencer con ruegos

Innoble:Que no es noble. 2. Vil, abyecto.


Inhibición: Acción y efecto de inhibir o inhibirse. 2. Psicol. Componente de los sistemas de regulación, psicológicos o fisiológicos, que actúan en los seres vivos. Puede participar a distintos niveles, por ejemplo, en el sistema nervioso, génico, enzimático, etc.

Isomorfismo: Cualidad de isomorfo. 2. Mat. Correspondencia biunívoca entre dos estructuras algebraicas que conserva las operaciones.

Unívocas: Que tiene igual naturaleza o valor que otra cosa. U. t. c. s. 2. Fil. Dicho de un término: Que se predica de varios individuos con la misma significación. U. t. c. s. Animal es término unívoco que conviene a todos los vivientes dotados de sensibilidad. □ V ~.

Inmanente: Que es inherente a algún ser o va unido de un modo inseparable a su esencia, aunque racionalmente pueda distinguirse de ella.

Multivalentes:

Multivoco:

Mancillado:

Onírico: Que es inherente a algún ser o va unido de un modo inseparable a su esencia, aunque racionalmente pueda distinguirse de ella.

Plurivocidad:

Psicoide:

Pluridimensional: que es inherente a algún ser o va unido de un modo inseparable a su esencia, aunque racionalmente pueda distinguirse de ella.

Polaridad: (De polar). f. Fís. Propiedad que tienen los agentes físicos de acumularse en los polos de un cuerpo y de polarizarse. 2. Condición de lo que tiene propiedades o potencias opuestas, en partes o direcciones contrarias, como los polos.

Reciprocas: Igual en la correspondencia de uno a otro. 2. m. Gram. verbo recíproco. a la ~. loc. adj. coloq. Dispuesto a corresponder del mismo modo a un determinado comportamiento ajeno. Estoy a la recíproca. U. t. c. loc. adv. □ V. correspondencia ~.

Reflexologico: Estudio de la técnica de los masajes aplicados en determinados puntos de los pies o de las manos con el fin de estimular las capacidades curativas del organismo

Somática: Estudio de la técnica de los masajes aplicados en determinados puntos de los pies o de las manos con el fin de estimular las capacidades curativas del organismo

Tautológicas: Repetición de un mismo pensamiento expresado de distintas maneras. 2. despect. Repetición inútil y viciosa.

Trascendente: Que trasciende. 2. Fil. Que está más allá de los límites de cualquier conocimiento posible. 3. Mat. No algebraico. π es un número trascendente.

Tenue: Delicado, delgado y débil. 2. De poca sustancia, valor o importancia. 3. Dicho del estilo: sencillo. □ V. letra ~.

:

Velado: Marido o mujer legítima.

Velada: Acción y efecto de velar1. 2. Concurrencia nocturna a una plaza o paseo público, iluminado con motivo de alguna festividad. 3. Reunión nocturna de varias personas para solazarse de algún modo. 4. Fiesta musical, literaria o deportiva que se hace por la noche.
PREGUNTAS GENERADORAS
NUCLEO PROBLEMICO 1-2
COMO APROXIMARSE A LA COMPLEJIDAD
SEMANTICA DEL SIMBOLO



¿Cuales son los principales aportes de la psicología a la construcción semántica del símbolo?


Los principales aportes de psicología a la construcción semántica del símbolo son:

El estructuralismo: (Levis Strauss) toda cultura puede organizarse como un acumulado de procedimientos simbólicos enfatizando el lenguaje, las reglas matrimoniales, las relaciones económicas, el arte, la ciencia, la religión

El psicoanálisis Lacaniano: El orden de lo simbólico se puede asimilar al orden de lo semiótico. En su aseveración de que el inconsciente es la huella que ha dejado el paso de lo simbólico por el animal humano, lo que significa que el hombre es tal en cuanto ha obtenido una capacidad representacional especifica.

Filosofía de las formas simbólicas:(Ernst Cassirer) el símbolo en este caso es lo mismo que el signo o sea es posibilitador de la cognoscibilidad del mundo.

La semiótica: (Julia Kristeva) contrapone lo semiótico a lo simbólico. Semiótico es un conjunto de procesos primarios, descargas energéticas, pulsaciones. Lo simbólico es el ámbito del lenguaje.

Peirce: Define como símbolo a todo signo cuya reilación con el objeto se basa en una convención.

Lenguaje indirecto y retórico: el lenguaje puede decir ciertas cosas enunciando otras.




Desde las diferentes corrientes del pensamiento se ha abordado el problema del símbolo ¿Cuáles son esos aportes más relevantes?

EL PSICOANALISIS: (freíd) consistió en articular un deber sobre el inconsciente trabajado de una manera empírica... tratamientos a pacientes histéricas por medio del método de la hipnosis. Las histéricas radicaban en un tipo específico de pensamientos que no formaban parte de su conciencia.

El inconsciente en la instancia psíquica en la cual son relegados todos los contenidos reprimidos por ser incompatibles con conciencia, especialmente por su carácter inmoral o inadecuado.


PSILOLOGIA ANALITICA: (Jung) reafirmo su idea de que las producciones mentales de los enfermos no eran un simple constructor de que las producciones mentales de los enfermos no eran un simple constructor simbólico de las relaciones individuales infantiles con sus padres, por el contrario, hablaban de realidades que los excedían con mucho donde Jung acudió a las construcciones simbólicas de la historia de la humanidad.


LOS ARQUETIPOS: (Jung) Representaciones a las cuales se imponen un definitivo silencio.
Esquema de contenido innato que se expresa en forma de imágenes.


¿Cuales son los aportes de los simbolistas franceses a la literatura?

PAUL RICOEUR

Existe un Lenguaje primitivo que esta en escala menor (lenguaje mítico) mas allá de la existencia de un lenguaje que pretende analizar los orígenes de las cosas y del hombre.
Lenguaje de la confesión es por excelencia simbólico y que esta basado en las relaciones primordiales del hombre con el mundo. Todo símbolo autentico lleva consigo una dimensión cósmica, una onírica y una poética.
La cosa cósmica será la posibilitadota de la expresión de un discurso infinito de un sentido que es inagotable. El sueño es el puente que comunica la función cósmica con la función psíquica de los símbolos.

UMBERTO ECO

El modo simbólico es un uso específico que se le da a los signos. Esto significa que existan “experiencias semióticas” que aparecen oscuras en las cuales la expresión es correlacionada con una nebulosa de contenido.
Una de las propiedades del modo simbólico es una reconocible analogía entre simbolizados y simbolizado. El símbolo se erige en la vaguedad del contenido.
Una de las características más importantes para el modo simbólico es la del consenso social.



¿Como se construye el mundo simbólico en la cuentística latinoamericana?



Los cuentos populares son alimentos para el alma del niño, estimulan su fantasía y cumplen una función terapéutica; primero, porque reflejan sus experiencias, pensamientos y sentimientos; y, segundo, porque le ayudan a superar sus ataduras emocionales por medio de un lenguaje simbólico, haciendo hincapié en todas las etapas -periodos o fases- por las que atraviesa a lo largo de su infancia.
Cuando el niño lee o escucha un cuento popular, pone en juego el poder de su fantasía y, en el mejor de los casos, logra reconocerse a sí mismo en el personaje central, en sus peripecias y en la solución de sus dificultades, en virtud de que el tema de los cuentos le permiten trabajar con los conflictos de su fuero interno. El psicoanalista Bruno Bettelheim ha manifestado que en el campo de la literatura infantil no existe otra cosa más enriquecedora que los viejos cuentos populares, no sólo por su forma literaria y su belleza estética, sino también porque son comprensibles para el niño, cosa que ninguna otra forma de arte es capaz de conseguir. Bettelheim, en su Psicoanálisis de los cuentos de hadas, afirma que: “A través de los siglos (si no milenios), al ser repetidos una y otra vez, los cuentos se han ido refinando y han llegado a transmitir, al mismo tiempo, sentidos evidentes y ocultos; han llegado a dirigirse simultáneamente a todos los niveles de la personalidad humana y a expresarse de un modo que alcanza la mente no educada del niño, así como la del adulto sofisticado. Aplicando el modelo psicoanalítico de personalidad humana, los cuentos aportan importantes mensajes al consciente, preconsciente e inconsciente, sea cual sea el nivel de funcionamiento de cada uno en aquel instante. Al hacer referencia a los problemas humanos universales, especialmente aquellos que preocupan a la mente del niño, estas historias hablan a su pequeño yo en formación y estimulan su desarrollo, mientras que, al mismo tiempo, liberan al preconsciente y al inconsciente de sus pulsiones. A medida que las historias se van descifrando, dan crédito consciente y cuerpo a las pulsiones del ello y muestran los distintos modos de satisfacerlas, de acuerdo con las exigencias del yo y del super-yo” (Bettelheim, B., 1986, p. 12-13).
Conforme a lo señalado por Bettelheim, no cabe duda de que casi todos los cuentos que provienen de la tradición oral abordan el mismo tema: la sublimación de los conflictos emocionales y los problemas existenciales que aquejan a los niños. No es extraño que las niñas, que son víctimas de abusos sexuales, asocien a sus violadores con los personajes “malditos” de los cuentos populares, cuyos protagonistas -lobos, ogros, gnomos, brujas y otros- se tornan en individuos del mundo real.
Si bien existen libros pedagógicos que ayudan a desarrollar las funciones cognoscitivas del niño, existen también libros que ayudan a superar los traumas psicológicos por medio de la ficción y el lenguaje simbólico, que representa cosas que no están al alcance del entendimiento humano. Ya Carl G. Jung, en “El hombre y sus símbolos”, dice: “usamos constantemente términos simbólicos para representar conceptos que no podemos definir o comprender del todo. Esta es una de las razones por las cuales todas las religiones emplean lenguaje simbólico o imágenes. Pero esta utilización consciente de los símbolos es sólo un aspecto de un hecho psicológico de gran importancia: el hombre también produce símbolos inconscientes y espontáneamente en forma de sueños” (Jung, C.G., 1995, p. 21

(Victor montoya)

domingo, 16 de marzo de 2008

cuento







Sólo vine a hablar por teléfono

Gabriel García Márquez






Una tarde de lluvias primaverales, cuando viajaba sola hacia Barcelona conduciendo un coche alquilado, María de la Luz Cervantes sufrió una avería en el desierto de los Monegros. Era una mexicana de veintisiete años, bonita y seria, que años antes había tenido un cierto nombre como artista de variedades. Estaba casada con un prestidigitador de salón, con quien iba a reunirse aquel día después de visitar a unos parientes en Zaragoza. Al cabo de una hora de señas desesperadas a los automóviles y camiones de carga que pasaban raudos en la tormenta, el conductor de un autobús destartalado se compadeció de ella. Le advirtió, eso sí, que no iba muy lejos.
- No importa -dijo María-. Lo único que necesito es un teléfono.
Era cierto, y sólo lo necesitaba para prevenir a su marido de que no llegaría antes de las siete de la noche. Parecía un pajarito ensopado, con un abrigo de estudiante y los zapatos de playa en abril, y estaba tan aturdida por el percance que olvidó llevarse las llaves del automóvil. Una mujer que viajaba junto al conductor, de aspecto militar pero de maneras dulces, le dio una toalla y una manta, y le hizo un sitio a su lado. Después de secarse a medias, María se sentó, se envolvió en la manta, y trató de encender un cigarrillo, pero los fósforos estaban mojados. La vecina del asiento le dio fuego y le pidió un cigarrillo de los pocos que le quedaban secos. Mientras fumaban, María cedió a las ansias de desahogarse, y su voz resonó más que la lluvia o el traqueteo del autobús. La mujer la interrumpió con el índice en los labios.
- Están dormidas -murmuró.
María miró por encima del hombro, y vio que el autobús estaba ocupado por mujeres de edades inciertas y condiciones distintas, que dormían arropadas con mantas iguales a la suya. Contagiada por su placidez, María se enroscó en el asiento y se abandonó al rumor de la lluvia. Cuando se despertó era de noche y el aguacero se había disuelto en un sereno helado. No tenía la menor idea de cuánto tiempo había dormido ni en qué lugar del mundo se encontraban. Su vecina de asiento tenía una actitud de alerta.
- ¿Dónde estamos? -le preguntó María.
- Hemos llegado -contestó la mujer.
El autobús estaba entrando en el patio empedrado de un edificio enorme y sombrío que parecía un viejo convento en un bosque de árboles colosales. Las pasajeras, alumbradas a penas por un farol del patio, permanecieron inmóviles hasta que la mujer de aspecto militar las hizo descender con un sistema de órdenes primarias, como en un parvulario. Todas eran mayores, y se movían con tal parsimonia que parecían imágenes de un sueño. María, la última en descender, pensó que eran monjas. Lo pensó menos cuando vio a varias mujeres de uniforme que las recibieron a la puerta del autobús, y que les cubrían la cabeza con las mantas para que no se mojaran, y las ponían en fila india, dirigiéndolas sin hablarles, con palmadas rítmicas y perentorias. Después de despedirse de su vecina de asiento María quiso devolverle la manta, pero ella le dijo que se cubriera la cabeza para atravesar el patio, y la devolviera en portería.
- ¿Habrá un teléfono? -le preguntó María.
- Por supuesto -dijo la mujer-. Ahí mismo le indican.
Le pidió a María otro cigarrillo, y ella le dio el resto del paquete mojado. "En el camino se secan", le dijo. La mujer le hizo un adiós con la mano desde el estribo, y casi le gritó "Buena suerte". El autobús arrancó sin darle tiempo de más.
María empezó a correr hacia la entrada del edificio. Una guardiana trató de detenerla con una palmada enérgica, pero tuvo que apelar a un grito imperioso: "¡Alto he dicho!". María miró por debajo de la manta, y vio unos ojos de hielo y un índice inapelable que le indicó la fila. Obedeció. Ya en el zaguán del edificio se separó del grupo y preguntó al portero dónde había un teléfono. Una de las guardianas la hizo volver a la fila con palmaditas en la espalda, mientras le decía con modos dulces:
- Por aquí, guapa, por aquí hay un teléfono.
María siguió con las otras mujeres por un corredor tenebroso, y al final entró en un dormitorio colectivo donde las guardianas recogieron las cobijas y empezaron a repartir las camas. Una mujer distinta, que a María le pareció más humana y de jerarquía más alta, recorrió la fila comparando una lista con los nombres que las recién llegadas tenían escritos en un cartón cosido en el corpiño. Cuando llegó frente a María se sorprendió de que no llevara su identificación.
- Es que yo sólo vine a hablar por teléfono -le dijo María.
Le explicó a toda prisa que su automóvil se había descompuesto en la carretera. El marido, que era mago de fiestas, estaba esperándola en Barcelona para cumplir tres compromisos hasta la media noche, y quería avisarle de que no estaría a tiempo para acompañarlo. Iban a ser las siete. Él debía salir de la casa dentro de diez minutos, y ella temía que cancelara todo por su demora. La guardiana pareció escucharla con atención.
- ¿Cómo te llamas? -le preguntó.
María le dijo su nombre con un suspiro de alivio, pero la mujer no lo encontró después de repasar la lista varias veces. Se lo preguntó alarmada a una guardiana, y ésta, sin nada que decir, se encogió de hombros.
- Es que yo sólo vine a hablar por teléfono -dijo María.
- De acuerdo, maja -le dijo la superiora, llevándola hacia su cama con una dulzura demasiado ostensible para ser real-, si te portas bien podrás hablar por teléfono con quien quieras. Pero ahora no, mañana.
Algo sucedió entonces en la mente de María que le hizo entender por qué las mujeres del autobús se movían como en el fondo de un acuario. En realidad estaban apaciguadas con sedantes, y aquel palacio en sombras, con gruesos muros de cantería y escaleras heladas, era en realidad un hospital de enfermas mentales. Asustada, escapó corriendo del dormitorio, y antes de llegar al portón una guardiana gigantesca con un mameluco de mecánico la atrapó de un zarpazo y la inmovilizó en el suelo con una llave maestra. María la miró de través paralizada por el terror.
- Por el amor de Dios -dijo-. Le juro por mi madre muerta que sólo vine a hablar por teléfono.
Le bastó con verle la cara para saber que no había súplica posible ante aquella energúmena de mameluco a quien llamaban Herculina por su fuerza descomunal. Era la encargada de los casos difíciles, y dos reclusas habían muerto estranguladas con su brazo de oso polar adiestrado en el arte de matar por descuido. El primer caso se resolvió como un accidente comprobado. El segundo fue menos claro, y Herculina fue amonestada y advertida de que la próxima vez sería investigada a fondo. La versión corriente era que aquella oveja descarriada de una familia de apellidos grandes tenía una turbia carrera de accidentes dudosos en varios manicomios de España.
Para que María durmiera la primera noche, tuvieron que inyectarle un somnífero. Antes de amanecer, cuando la despertaron las ansias de fumar, estaba amarrada por las muñecas y los tobillos en las barras de la cama. Nadie acudió a sus gritos. Por la mañana, mientras el marido no encontraba en Barcelona ninguna pista de su paradero, tuvieron que llevarla a la enfermería, pues la encontraron sin sentido en un pantano de sus propias miserias.
No supo cuánto tiempo había pasado cuando volvió en sí. Pero entonces el mundo era un remanso de amor, y estaba frente a su cama un anciano monumental, con una andadura de plantígrado y una sonrisa sedante, que con dos pases maestros le devolvió la dicha de vivir. Era el director del sanatorio.
Antes de decirle nada, sin saludarlo siquiera, María le pidió un cigarrillo. Él se lo dio encendido, y le regaló el paquete casi lleno. María no pudo reprimir el llanto.
- Aprovecha ahora para llorar cuanto quieras -le dijo el médico, con voz adormecedora-. No hay mejor remedio que las lágrimas.
María se desahogó sin pudor, como nunca logró hacerlo con sus amantes casuales en los tedios de después del amor. Mientras la oía, el médico la peinaba con los dedos, le arreglaba la almohada para que respirara mejor, la guiaba por el laberinto de su incertidumbre con una sabiduría y una dulzura que ella no había soñado jamás. Era, por primera vez en su vida, el prodigio de ser comprendida por un hombre que la escuchaba con toda el alma sin esperar la recompensa de acostarse con ella. Al cabo de una hora larga, desahogada a fondo, le pidió autorización para hablarle por teléfono a su marido.
El médico se incorporo con toda la majestad de su rango. "Todavía no, reina", le dijo, dándole en la mejilla la palmadita más tierna que había sentido nunca. "Todo se hará a su tiempo". Le hizo desde la puerta una bendición episcopal, y desapareció para siempre.
- Confía en mi -le dijo.
Esa misma tarde María fue inscrita en el asilo con un número de serie, y con un comentario superficial sobre el enigma de su procedencia y las dudas sobre su identidad. Al margen quedó una calificación escrita de puño y letra del director: agitada.
Tal como María lo había previsto, el marido salió de su modesto apartamento del barrio de Horta con media hora de retraso para cumplir los tres compromisos. Era la primera vez que ella no llegaba a tiempo en casi dos años de una unión libre bien concertada, y él entendió el retraso por la ferocidad de las lluvias que asolaron la provincia aquel fin de semana. Antes de salir dejó un mensaje clavado en la puerta con el itinerario de la noche.
En la primera fiesta, con todos los niños disfrazados de canguro, prescindió del truco estelar de los peces invisibles porque no podía hacerlo sin la ayuda de ella. El segundo compromiso era en casa de una anciana de noventa y tres años, en silla de ruedas, que se preciaba de haber celebrado cada uno de sus últimos treinta cumpleaños con un mago distinto. Él estaba tan contrariado con la demora de María, que no pudo concentrarse en las suertes más simples. El tercer compromiso era el de todas las noches en un café concierto de las Ramblas, donde actuó sin inspiración para un grupo de turistas franceses que no pudieron creer lo que veían porque se negaban a creer en la magia. Después de cada representación llamó por teléfono a su casa, y esperó sin ilusiones a que María le contestara. En la última ya no pudo reprimir la inquietud de que algo malo había ocurrido.
De regreso a casa en la camioneta adaptada para las funciones públicas vio el esplendor de la primavera en las palmeras del Paseo de Gracia, y lo estremeció el pensamiento aciago de cómo podía ser la ciudad sin María. La última esperanza se desvaneció cuando encontró su recado todavía prendido en la puerta. Estaba tan contrariado, que se le olvidó darle la comida al gato.
Sólo ahora que lo escribo caigo en la cuenta de que nunca supe cómo se llamaba en realidad, porque en Barcelona sólo lo conocíamos con su nombre profesional: Saturno el Mago. Era un hombre de carácter raro y con una torpeza social irremediable, pero el tacto y la gracia que le hacían falta le sobraban a María. Era ella quien lo llevaba de la mano en esta comunidad de grandes misterios, donde a nadie se le hubiera ocurrido llamar a nadie por teléfono después de la media noche para preguntar por su mujer. Saturno lo había hecho de recién venido y no quería recordarlo. Así que esa noche se conformó con llamar a Zaragoza, donde una abuela medio dormida le contestó sin alarma que María había partido después del almuerzo. No durmió más de una hora al amanecer. Tuvo un sueño cenagoso en el cual vio a María con un vestido de novia en piltrafas y salpicado de sangre, y despertó con la certidumbre pavorosa de que había vuelto a dejarlo solo, y ahora para siempre, en el vasto mundo sin ella.
Lo había hecho tres veces con tres hombres distintos, incluso él, en los últimos cinco años. Lo había abandonado en Ciudad de México a los seis meses de conocerse, cuando agonizaban de felicidad con un amor demente en un cuarto de servicio de la colonia Anzures. Una mañana María no amaneció en la casa después de una noche de abusos inconfesables. Dejó todo lo que era suyo, hasta el anillo de su matrimonio anterior, y una carta en la cual decía que no era capaz de sobrevivir al tormento de aquel amor desatinado. Saturno pensó que había vuelto con su primer esposo, un condiscípulo de la escuela secundaria con quien se casó a escondidas siendo menor de edad, y al cual abandonó por otro al cabo de dos años sin amor. Pero no: había vuelto a casa de sus padres, y allí fue Saturno a buscarla a cualquier precio. Le rogó sin condiciones, le prometio mucho más de lo que estaba resuelto a cumplir, pero tropezó con una determinación invencible. "Hay amores cortos y hay amores largos", le dijo ella. Y concluyó sin misericordia: "Este fue corto". Él se rindió ante su rigor. Sin embargo, una madrugada de Todos los Santos, al volver a su cuarto de huérfano después de casi un año de olvido, la encontró dormida en el sofá de la sala con la corona de azahares y la larga cola de espuma de las novias vírgenes.
María le contó la verdad. El nuevo novio, viudo, sin hijos, con la vida resuelta y la disposición de casarse para siempre por la iglesia católica, la había dejado vestida y esperando en el altar. Sus padres decidieron hacer la fiesta de todos modos. Ella siguió el juego. Bailó, cantó con los mariachis, se pasó de tragos, y en un terrible estado de remordimientos tardíos se fue a la media noche a buscar a Saturno.
No estaba en casa, pero encontró las llaves en la maceta de flores del corredor, donde las escondieron siempre. Esta vez fue ella quien se le rindió sin condiciones. "¿Y ahora hasta cuando?", le preguntó él. Ella le contestó con un verso de Vinicius de Moraes: "El amor es eterno mientras dura". Dos años después, seguía siendo eterno.
María pareció madurar. Renunció a sus sueños de actriz y se consagró a él, tanto en el oficio como en la cama. A finales del año anterior habían asistido a un congreso de magos en Perpignan, y de regreso conocieron a Barcelona. Les gustó tanto que llevaban ocho meses aquí, y les iba tan bien, que habían comprado un apartamento en el muy catalán barrio de Horta, ruidoso y sin portero, pero con espacio de sobra para cinco hijos. Había sido la felicidad posible, hasta el fin de semana en que ella alquiló un automóvil y se fue a visitar a sus parientes de Zaragoza con la promesa de volver a las siete de la noche del lunes. Al amanecer del jueves, todavía no había dado señales de vida.
El lunes de la semana siguiente la compañía de seguros del automóvil alquilado llamó por teléfono a casa para preguntar por María. "No sé nada", dijo Saturno. "Búsquenla en Zaragoza". Colgó. Una semana después un policía civil fue a su casa con la noticia de que habían hallado el automóvil en los puros huesos, en un atajo cerca de Cádiz, a novecientos kilómetros del lugar donde María lo abandonó. El agente quería saber si ella tenía más detalles del robo. Saturno estaba dándole de comer al gato, y apenas si lo miro para decirle sin más vueltas que no perdieran el tiempo, pues su mujer se había fugado de la casa y él no sabía con quién ni para dónde. Era tal su convicción, que el agente se sintió incómodo y le pidió perdón por sus preguntas. El caso se declaró cerrado.
El recelo de que María pudiera irse otra vez había asaltado a Saturno por Pascua Florida en Cadaqués, adonde Rosa Regás los habían invitado a navegar a vela. Estábamos en el Marítim, el populoso y sórdido bar de la gauche divine en el crepúsculo del franquismo, alrededor de una de aquellas mesas de hierro con sillas de hierro donde sólo cabíamos seis a duras penas y nos sentábamos veinte. Después de agotar la segunda cajetilla de cigarrillos de la jornada, María se encontró sin fósforos. Un brazo escuálido de vellos viriles con una esclava de bronce romano se abrió paso entre el tumulto de la mesa, y le dio fuego. Ella lo agradeció sin mirar a quién, pero Saturno el Mago lo vio. Era un adolescente óseo y lampiño, de una palidez de muerto y una cola de caballo muy negra que le daba a la cintura. Los cristales del bar soportaban apenas la furia de la tramontana de primavera, pero él iba vestido con una especie de piyama callejero de algodón crudo, y unas albarcas de labrador.
No volvieron a verlo hasta fines del otoño, en un hostal de mariscos de La Barceloneta, con el mismo conjunto de zaraza ordinaria y una larga trenza en vez de la cola de caballo. Los saludó a ambos como a viejos amigos, y por el modo como besó a María, y por el modo como ella le correspondió, a Saturno lo fulminó la sospecha de que habían estado viéndose a escondidas. Días después encontró por casualidad un nombre nuevo y un numero de teléfono escritos por María en el directorio doméstico, y la inclemente lucidez de los celos le reveló de quién eran. El prontuario social del intruso acabó de rematarlo: veintidós años, hijo único de ricos, decorador de vitrinas de moda, con una fama fácil de bisexual y un prestigio bien fundado como consolador de alquiler de señoras casadas. Pero logró sobreponerse hasta la noche en que María no volvió a casa. Entonces empezó a llamarlo por teléfono todos los días, primero cada dos o tres horas, desde las seis de la mañana hasta la madrugada siguiente, y después cada vez que encontraba un teléfono a la mano. El hecho de que nadie contestara aumentaba su martirio.
Al cuarto día le contestó una andaluza que sólo iba a hacer la limpieza. "El señorito se ha ido", le dijo, con suficiente vaguedad para enloquecerlo. Saturno no resistió la tentación de preguntarle si por casualidad no estaba ahí la señorita María.
- Aquí no vive ninguna María -le dijo la mujer-. El señorito es soltero.
- Ya lo sé - le dijo él -. No vive, pero a veces va. ¿O no?
La mujer se encabritó.
- ¿Pero quién coño habla ahí?
Saturno colgó. La negativa de la mujer le pareció una confirmación más de lo que ya no era para él una sospecha sino una certidumbre ardiente. Perdió el control. En los días siguientes llamó por orden alfabético a todos los conocidos de Barcelona. Nadie le dio razón, pero cada llamada le agravó la desdicha, porque sus delirios de celos eran ya célebres entre los trasnochadores impenitentes de la gauche divine, y le contestaban con cualquier broma que lo hiciera sufrir. Sólo entonces comprendió hasta qué punto estaba solo en aquella ciudad hermosa, lunática e impenetrable, en la que nunca sería feliz. Por la madrugada, después de darle de comer al gato, se apretó el corazón para no morir, y tomó la determinación de olvidar a María.
A los dos meses, María no se había adaptado aún a la vida del sanatorio. Sobrevivía picoteando apenas la pitanza de cárcel con los cubiertos encadenados al mesón de madera bruta, y la vista fija en la litografía del general Francisco Franco que presidía el lúgubre comedor medieval. Al principio se resistía a las horas canónicas con su rutina bobalicona de maitines, laudes, vísperas, y otros oficios de iglesia que ocupaban la mayor parte del tiempo. Se negaba a jugar a la pelota en el patio de recreo, y a trabajar en el taller de flores artificiales que un grupo de reclusas atendía con una diligencia frenética. Pero a partir de la tercera semana fue incorporándose poco a poco a la vida del claustro. A fin de cuentas, decían los médicos, así empezaban todas, y tarde o temprano terminaban por integrarse a la comunidad.
La falta de cigarrillos, resuelta en los primeros días por una guardiana que se los vendía a precio de oro, volvió a atormentarla cuando se le agotó el poco dinero que llevaba. Se consoló después con los cigarrillos de papel periódico que algunas reclusas fabricaban con las colillas recogidas de la basura, pues la obsesión de fumar había llegado a ser tan intensa como la del teléfono. Las pesetas exiguas que se ganó más tarde fabricando flores artificiales le permitieron un alivio efímero.
Lo más duro era la soledad de las noches. Muchas reclusas permanecían despiertas en la penumbra, como ella, pero sin atreverse a nada, pues la guardiana nocturna velaba también el portón cerrado con cadena y candado. Una noche, sin embargo, abrumada por la pesadumbre, María preguntó con voz suficiente para que le oyera su vecina de cama:
- ¿Dónde estamos?
La voz grave y úucida de la vecina le contestó:
- En los profundos infiernos.
- Dicen que esta es tierra de moros -dijo otra voz distante que resonó en el ámbito del dormitorio-. Y debe ser cierto, porque en verano, cuando hay luna, se oyen a los perros ladrándole a la mar.
Se oyó la cadena en las argollas como un ancla de galeón, y la puerta se abrió. La cancerbera, el único ser que parecía vivo en el silencio instantáneo, empezó a pasearse de un extremo al otro del dormitorio. María se sobrecogió, y sólo ella sabía por qué.
Desde su primera semana en el sanatorio, la vigilante nocturna le había propuesto sin rodeos que durmiera con ella en el cuarto de guardia. Empezó con un tono de negocio concreto: trueque de amor por cigarrillos, por chocolates, por lo que fuera. "Tendrás todo", le decía, trémula. "Serás la reina". Ante el rechazo de María, la guardiana cambió de método. Le dejaba papelitos de amor debajo de la almohada, en los bolsillos de la bata, en los sitios menos pensados. Eran mensajes de un apremio desgarrador capaz de estremecer a las piedras. Hacía más de un mes que parecía resignada a la derrota, la noche en que se promovió el incidente en el dormitorio.
Cuando estuvo convencida de que todas las reclusas dormían, la guardiana se acercó a la cama de María, y murmuró en su oído toda clase de obscenidades tiernas, mientras le besaba la cara, el cuello tenso de terror, los brazos yermos, las piernas exhaustas. Por último, creyendo tal vez que la parálisis de María no era de miedo sino de complacencia, se atrevió a ir mas lejos. María le soltó entonces un golpe con el revés de la mano que la mandó contra la cama vecina. La guardiana se incorporó furibunda en medio del escándalo de las reclusas alborotadas.
- Hija de puta -gritó-. Nos pudriremos juntas en este chiquero hasta que te vuelvas loca por mí.
El verano llegó sin anunciarse el primer domingo de junio, y hubo que tomar medidas de emergencia, porque las reclusas sofocadas empezaban a quitarse durante la misa los balandranes de estameña. María asistió divertida al espectáculo de las enfermas en pelota que las guardianas correteaban por las naves como gallinas ciegas. En medio de la confusión, trató de protegerse de los golpes perdidos, y sin saber cómo se encontró sola en una oficina abandonada y con un teléfono que repicaba sin cesar con un timbre de súplica. María contestó sin pensarlo, y oyó una voz lejana y sonriente que se entretenía imitando el servicio telefónico de la hora:
- Son las cuarenta y cinco horas, noventa y dos minutos y ciento siete segundos
- ¡Maricón! -dijo María
Colgó divertida. Ya se iba, cuando cayó en la cuenta de que estaba dejando escapar una ocasión irrepetible. Entonces marcó seis cifras, con tanta tensión y tanta prisa, que no estuvo segura de que fuese el número de su casa. Esperó con el corazón desbocado, oyó el timbre, una vez, dos veces, tres veces, y oyó por fin la voz del hombre de su vida en la casa sin ella.
- ¿Bueno?
Tuvo que esperar a que se le pasara la pelota de lágrimas que se le formó en la garganta.
- Conejo, vida mía -suspiró.
Las lágrimas la vencieron. Al otro lado de la línea hubo un breve silencio de espanto, y una voz enardecida por los celos escupió la palabra:
- ¡Puta! Y colgó en seco.
Esa noche, en un ataque frenético, María descolgó en el refectorio la litografía del generalísimo, la arrojó con todas sus fuerzas contra el vitral del jardín, y se derrumbó bañada en sangre. Aún le sobró rabia para enfrentarse a golpes con los guardianes que trataban de someterla, sin lograrlo, hasta que vio a Herculina plantada en el vano de la puerta, con los brazos cruzados mirándola. Se rindió. No obstante, la arrastraron hasta el pabellón de las locas furiosas, la aniquilaron con una manguera de agua helada, y le inyectaron trementina en las piernas. Impedida para caminar por la inflamación provocada, María se dio cuenta de que no había nada en el mundo que no fuera capaz de hacer por escapar de aquel infierno. La semana siguiente, ya de regreso al dormitorio común, se levantó de puntillas y tocó en la celda de la guardiana nocturna.
El precio de María, exigido por ella de antemano, fue llevarle un mensaje a su marido. La guardiana aceptó, siempre que el trato se mantuviera en secreto absoluto. Y la apuntó con un índice inexorable.
- Si alguna vez se sabe, te mueres.
Así que Saturno el Mago fue al sanatorio de locas el sábado siguiente, con la camioneta de circo preparada para celebrar el regreso de María. El director en persona lo recibió en su oficina, tan limpia y ordenada como un barco de guerra, y le hizo un informe afectuoso sobre el estado de su esposa. Nadie sabía de dónde llegó, ni cómo ni cuándo, pues el primer dato de su ingreso era en el registro oficial dictado por él cuando la entrevistó. Una investigación iniciada ese mismo día no había concluido nada. En todo caso, lo que más intrigaba al director era cómo supo Saturno el paradero de su esposa. Saturno protegió a la guardiana.
- Me lo informó la compañía de seguros del coche -dijo.
El director asintió complacido. "No sé cómo hacen los seguros para saberlo todo", dijo. Le dio una ojeada al expediente que tenía sobre su escritorio de asceta, y concluyó:
- Lo único cierto es la gravedad de su estado.
Estaba dispuesto a autorizarle una visita con las precauciones debidas si Saturno el Mago le prometía, por el bien de su esposa, ceñirse a la conducta que él le indicaba. Sobre todo en la manera de tratarla, para evitar que recayera en uno de sus arrebatos de furia cada vez más frecuentes y peligrosos.
- Es raro -dijo Saturno-. Siempre fue de genio fuerte, pero de mucho dominio.
El medico hizo un ademán de sabio. "Hay conductas que permanecen latentes durante muchos años, y un día estallan", dijo. "Con todo, es una suerte que haya caído por aquí, porque somos especialistas en casos que requieren mano dura". Al final hizo una advertencia sobre la rara obsesión de María por el teléfono.
- Sígale la corriente -dijo.
- Tranquilo, doctor -dijo Saturno con un aire alegre-. Es mi especialidad.
La sala de visitas, mezcla de cárcel y confesionario, era un antiguo locutorio del convento. La entrada de Saturno no fue la explosión de júbilo que ambos hubieran podido esperar. María estaba de pie en el centro del salón, junto a una mesita con dos sillas y un florero sin flores. Era evidente que estaba lista para irse, con su lamentable abrigo color fresa y unos zapatos sórdidos que le habían dado de caridad. En un rincón, casi invisible, estaba Herculina con los brazos cruzados. María no se movió al ver entrar al esposo ni asomó emoción alguna en la cara todavía salpicada por los estragos del vitral. Se dieron un beso de rutina.
- ¿Cómo te sientes? -le preguntó él.
- Feliz de que al fin hayas venido, conejo -dijo ella-. Esto ha sido la muerte.
No tuvieron tiempo de sentarse. Ahogándose en lágrimas, María le contó las miserias del claustro, la barbarie de las guardianas, la comida de perros, las noches interminables sin cerrar los ojos por el terror.
- Ya no sé cuántos días llevo aquí, o meses o años, pero sé que cada uno ha sido peor que el otro -dijo, y suspiró con el alma-: Creo que nunca volveré a ser la misma.
- Ahora todo eso pasó -dijo él, acariciándole con la yema de los dedos las cicatrices recientes de la cara-. Yo seguiré viniendo todos los sábados. Y más si el director me lo permite. Ya verás que todo va a salir muy bien.
Ella fijó en los ojos de él sus ojos aterrados. Saturno intentó sus artes de salón. Le contó, en el tono pueril de las grandes mentiras, una versión dulcificada de los propósitos del médico. "En síntesis", concluyó, "aán te faltan algunos días para estar recuperada por completo". María entendió la verdad.
- ¡Por Dios, conejo! -dijo atónita-. No me digas que tú también crees que estoy loca!
- ¡Cómo se te ocurre! -dijo él, tratando de reír-. Lo que pasa es que será mucho más conveniente para todos que sigas un tiempo aquí. En mejores condiciones, por supuesto.
- ¡Pero si ya te dije que sólo vine a hablar por teléfono! -dijo María.
Él no supo cómo reaccionar ante la obsesión temible. Miró a Herculina. Ésta aprovechó la mirada para indicarle en su reloj de pulso que era tiempo de terminar la visita. María interceptó la señal, miró hacia atrás, y vio a Herculina en la tensión del asalto inminente. Entonces se aferró al cuello de su marido gritando como una verdadera loca. Él se la quitó de encima con tanto amor como pudo, y la dejó a merced de Herculina, que le saltó por la espalda. Sin darle tiempo para reaccionar le aplicó una llave con la mano izquierda, le pasó el otro brazo de hierro alrededor del cuello, y le gritó a Saturno el Mago:
- ¡Váyase!
Saturno huyo despavorido.
Sin embargo, el sábado siguiente, ya repuesto del espanto de la visita, volvió al sanatorio con el gato vestido igual que él: la malla roja y amarilla del gran leotardo, el sombrero de copa y una capa de vuelta y media que parecía para volar. Entró en la camioneta de feria hasta el patio del claustro, y allí hizo una función prodigiosa de casi tres horas que las reclusas gozaron desde los balcones, con gritos discordantes y ovaciones inoportunas. Estaban todas, menos María, que no sólo se negó a recibir a su marido, sino inclusive a verlo desde los balcones. Saturno se sintió herido de muerte.
- Es una reacción típica - lo consoló el director -. Ya pasará.
Pero no pasó nunca. Después de intentar muchas veces ver de nuevo a María, Saturno hizo lo imposible para que recibiera una carta, pero fue inútil. Cuatro veces la devolvió cerrada y sin comentarios. Saturno desistió, pero siguió dejando en la portería del hospital las raciones de cigarrillos, sin saber siquiera si llegaban a Marra, hasta que lo venció la realidad.
Nunca más se supo de él, salvo que volvió a casarse y regresó a su país. Antes de irse de Barcelona le dejó el gato medio muerto de hambre a una noviecita casual, que además se comprometió a seguir llevándole los cigarrillos a María. Pero también ella desapareció. Rosa Regás recordaba haberla visto en el Corte Inglés, hace unos doce años, con la cabeza rapada y el balandrán anaranjado de alguna secta oriental, y en cinta a más no poder. Ella le contó que había seguido llevándole los cigarrillos a María, siempre que pudo, hasta un día en que sólo encontró los escombros del hospital, demolido como un mal recuerdo de aquellos tiempos ingratos. María le pareció muy lúcida la última vez que la vio, un poco pasada de peso y contenta con la paz del claustro. Ese día le llevó el gato, porque ya se le había acabado el dinero que Saturno le dejó para darle de comer.
























poemas



A la una de la mañana
¡Solo por fin! Ya no se oye más que el rodar de algunos coches rezagados y derrengados. Por unas horas hemos de poseer el silencio, si no el reposo. ¡Por fin desapareció la tiranía del rostro humano, y ya sólo por mí sufriré!
¡Por fin! Ya se me consiente descansar en un baño de tinieblas. Lo primero, doble vuelta al cerrojo. Me parece que esta vuelta de llave ha de aumentar mi soledad y fortalecer las barricadas que me separan actualmente del mundo.
¡Vida horrible! ¡Ciudad horrible! Recapitulemos el día: ver a varios hombres de letras, uno de los cuales me preguntó si se puede ir a Rusia por vía de tierra -sin duda tomaba por isla a Rusia-; disputar generosamente con el director de una revista, que, a cada objeción, contestaba: «Este es el partido de los hombres honrados»; lo cual implica que los demás periódicos están redactados por bribones; saludar a unas veinte personas, quince de ellas desconocidas; repartir apretones de manos, en igual proporción, sin haber tomado la precaución de comprar unos guantes; subir, para matar el tiempo, durante un chaparrón, a casa de cierta corsetera, que me rogó que le dibujara un traje de Venustre; hacer la rosca al director de un teatro, para que, al despedirme, me diga: «Quizá lo acierte dirigiéndose a Z...; es, de todos mis autores, el más pesado, el más tonto y el más célebre; con él podría usted conseguir algo. Háblele, y allá veremos»; alabarme -¿por qué?- de varias acciones feas que jamás cometí y negar cobardemente algunas otras fechorías que llevó a cabo con gozo, delito de fanfarronería, crimen de respetos humanos; negar a un amigo cierto favor fácil y dar una recomendación por escrito a un tunante cabal. ¡Uf! ¿Se acabó?
Descontento de todos, descontento de mí, quisiera rescatarme y cobrar un poco de orgullo en el silencio y en la soledad de la noche. Almas de los que amé, almas de los que canté, fortalecedme, sostenedme, alejad de mí la mentira y los vahos corruptores del mundo; y vos, Señor, Dios mío, concededme la gracia de producir algunos versos buenos, que a mí mismo me prueben que no soy el último de los hombres, que no soy inferior a los que desprecio.

(charles Baudelaire)

APARICIÓN
La luna se entristecía. Serafines llorando
sueñan, el arquillo en los dedos, en la calma de las flores
vaporosas, sacaban de las lánguidas violas
blancos sollozos resbalando por el azul de las corolas,

Era el día bendito de tu primer beso.
Mi ensueño que se complace en martirizarme
se embriagaba sabiamente con el perfume de tristeza
Que incluso sin pena y sin disgusto deja
el recoger de su sueño al corazón que lo ha acogido.

Vagaba, pues, con la mirada fija en el viejo enlosado,
cuando con el sol en los cabellos, en la calle
y en la tarde, tú te me apareciste sonriente,
y yo creí ver el hada del brillante sombrero,
que otrora aparecía en mis sueños de niño
mimado, dejando siempre, de sus manos mal cerradas,
cien blancos ramilletes de estrellas perfumadas.

(Mallarme)